No siempre fui así. Recuerdo un tiempo en el que sólo era a veces. Sólo, cuando tu estabas.
Caminar sola y respirar la primavera, se convertía los lunes, al despertar, en mi afición preferida. A veces, era invierno y llovía sobre mi cabeza. No importaba, a veces esos días eran mi preferidos. A veces. Casi nunca.
Los años pasan, la vida fluye y nos separa. A veces felices, otras nostálgicos. A veces, pensando en cambiarnos de religión, de país...a veces, por encontrarnos.
Hubo una época en la que el sol no salía, y vestía los días de un luto intenso. Siempre pensé que no te velaba a ti. Y acostumbre a vivir despacio. Deprisa, sólo a veces.
Me refugié en el mar eterno, durante horas eternas. Y cuando el amanecer se terciaba rosado, buscaba la mirada cómplice de una ola rota. Aquella, que sólo daba la cara una vez, dos veces, a veces...
Me doy un abrazo por aquellas noches al llegar a casa imaginándote escondido en algún lado. En el lado opuesto de mi almohada. Concretamente en otro hemisferio, bajo otro cielo. Recordándome, a veces.
Por la taza de café helado, rompiéndose contra una pared mojada. A veces, no del café.
Por mis sueños cumplidos y mis guerras ganadas.
Porque todo es relativo. Porque todo no eres tu. A veces.
Entonces, ¿cuándo nos hacemos budistas y huimos tú y yo a Nueva Zelanda? ¿Qué vez?
ResponderEliminarQué bonito, me gusta mucho leerte.
ResponderEliminarDado que no soy de planear demasiado, coge la maleta y vayámonos,ésta vez. jajaja
ResponderEliminarGracias anónimo por tu tiempo.
ResponderEliminarA veces no siempre.
ResponderEliminarA veces, no siempre.
A veces no, siempre.