Mi mundo burbuja y los que están dentro de él...

jueves, 10 de marzo de 2011

Cerrad la puerta y esperad sentados

"Lo difícil es empezar"-  me decía mientras miraba alrededor.
Era la casa de mi vida y estaba casi en ruinas...

No hacía más de dos meses que había llegado al barrio. Antes de mudarme sólo había escuchado elogios hacia él., aunque la verdad, no estaba preparada para aquel cambio. Ni si quiera un poco.
Me vi obligada a buscar una nueva vida, un lugar donde no doliera respirar.
"Lejos", sonaba bien. Allí encontré mi hogar.

Cambiaría tuberías, puertas, ventanas, pintaría de algún color aquella pared sin fuste, y cubriría aquel suelo frío de algún material cálido y suave. Me gustaba la moqueta. 
Había mucho que hacer.

No fue fácil. Mucho menos sola, a pesar de que en la calle muchos de mis vecinos esperaban encantados a que les pidiera ayuda. Eso fue lo que más me gusto de este lugar. Me enamoré de su gente.

Aquella casa me gritaba socorro, una y otra vez. La ayudaría y ella me cuidaría a mi.
Convertí ventanas en cristaleras y desaparecieron las puertas de mi nueva vida. 
En un año y medio lucía preciosa, llena de luz, de color.  Era mi pequeño castillo.
Por fin todo estaba en su sitio, donde yo quería. Donde a mi me gustaba. Donde tenía que estar.
Cada rincón estaba estudiado meticulosamente, no faltaba detalle y cada detalle tenía un porqué.

La única puerta que podía cerrar era la que daba al portal. Sólo se abría cuando yo salía, pero nunca entraba nadie. Temía que alguien la desordenase, aunque mi principal virtud no era la de ser ordenada...
Se que parecerá una manía, pero no era más que un intento de protegerla...o protegerme.
Mi burbuja impenetrable, las cuatro paredes más seguras que existían.

Un día salí de casa. No iría al trabajo, ese día era diferente. No era fin de semana, pero mi mundo estaba de vacaciones. Fue inolvidable, podría haberme ido sin nada y nada me hubiera faltado.
Pronto acabó aquel inciso.

Al llegar me quedé petrificada, no entendía cómo, la puerta  estaba abierta...
¿Qué había pasado? ¿ Había olvidado cerrarla? eso era imposible.
Di un paso más, asomándome con cuidado. Alguien había entrado en mi castillo.
Un cafetera en el baño, un peine en el microondas, el frigorífico junto a mi escritorio, las toallas en la entrada y una escoba en el salón.
Entre tanta confusión, alcancé a ver un papel medio arrugado tirado en suelo junto a algunos restos de tierra de una de las plantas que antes adornaban el pasillo. Barrí a toda prisa. Como loca coloqué cada cosa en su lugar de origen, pero al parpadear todo volvía a desordenarse.
De nuevo corría y ordenaba, corría y ordenaba... y me cansé. Me cansé de volverme loca y me senté.
Lo último que recogí fue aquel papel del suelo:

 " Cierra la puerta, amor. Ya estoy aquí."

 Y entonces se instaló en mi vida...

  Sabéis quién? todos lo conocéis.




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