Mi mundo burbuja y los que están dentro de él...

miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Un ladrón de deseos se lo llevó?

Ayer, ahora, hoy... deseos, sueños, al fin y al cabo cosas que anhelamos con todo nuestro ser...finalmente se hacen realidad.
Pero... ¿ Qué pasa cuando es tarde?

Hablemos de tacones. Tanto tiempo había pasado mirando el escaparate, entrando a la tienda sólo para poder probarlos...relucientes, oliendo a nuevo, preparados para mi. Había muchos, pero quería esos. Los negros con la cara redonda. Y lo cierto, es que eran carísimos, pero poco importaba el precio a pesar de tener que ahorrar durante meses para conseguirlos.

Esos tacones siempre estaban ahí. Los deseé hasta el aburrimiento, soñaba con ellos...
Tuve que hacerme la idea de que no conseguiriría ahorrar tanto y deseché la idea de comprarlos. Necesitaba ese dinero para cosas más urgentes. Aquello lejos de ser una necesidad, era un capricho, una obsesión, me había vuelto adicta.

Con el paso del tiempo, olvidé aquel escaparate, cambié el centro comercial por un paseo por la ciudad.
Si de zapatos he de hablar, me incliné más por un zapato cómodo, ligero, sin tacón, algo más ponible, más desenfadado. Y sencillamente, más barato.

Una noche de navidad recibí un regalo. ¿A quién no le gusta un regalo? Lo abrí a toda prisa.
Mi cara se encendió de alegría, saltaba por encima de cajas, papeles y demás trastos que encontraba en mi camino. Eran mis ansiados tacones negros.
Me vestí sin quitármelos de los pies, eligiendo ropa que no desentonase.
Todos sabían lo que suponían para mi aquel par.
Bailé con ellos hasta que amaneció. Quise dormir con ellos puestos.
Fue extraño, al despertar ya no me gustaban...
Los miraba perpleja, asombrada, atónita...
Ya no me gustaba el color,ni si quiera la forma de ese tacón afilado. No entendía nada. Como si de la noche a la mañana alguien hubiese entrado en mi mente a desordenarlo todo. Me habían robado el deseo. Ni rastro de él.
Ni triste ni contenta, indiferente, pasé un mes intentando buscar el ladrón de mi deseo.
Entonces, me di cuenta, que aquellos tacones llegaron a mi cuando mis necesidades estaban cubiertas. Cuando lo tenía todo.  Cuando me gustaba más pasear por la ciudad que por las tiendas...
¿Fué un capricho? seguramente. Todavía no he encontrado al ladrón.

"Cuidado con lo que deseas, podría hacerse realidad" me dijo un buen amigo.

1 comentario:

  1. Tú sigue con los brillantes zapatos de noche, que en definitiva siempre, siempre, siempre, tendrás que quitártelos y acabar calzándote aquellos con los que puedas caminar y alzar la cabeza al mismo tiempo.

    Y por cierto, respecto al texto... Joder, me ha encantado.

    ResponderEliminar